
Todos los días están circulando imágenes de guerra como bombardeos, familias desplazadas, soldados en trincheras, niños heridos, banderas, himnos, frases contundentes. Las vemos pasar por nuestras pantallas, una tras otra… aunque en realidad, muchas veces ni las vemos.
Estamos tan expuestos al ruido, a la saturación, al algoritmo que lo mezcla todo, que esas imágenes (por más duras o impactantes que sean) terminan perdiéndose entre memes, anuncios y rutinas diarias.
Pero detrás de cada publicación, hay algo más que una captura del momento, hay una narrativa, una historia con intención, sobre todo una estrategia. Porque sí: en cada conflicto, también se libra otra batalla un poco silenciosa, pero igual de decisiva… La batalla por el relato (storytelling) y ahí, aunque nos cueste admitirlo, entra el marketing, nuestro terreno, nuestra caja de herramientas y responsabilidad.
Narrativas que pegan fuerte
Hoy, los frentes de batalla ya no son solo físicos, están en redes sociales, en canales de Facebook, Instagram, Telegram, TikTok y X. En los medios internacionales y los mensajes que no se lanzan al azar. Es impresionante (y a veces inquietante) ver cómo se aplica el storytelling más emocional, el diseño de contenido, la segmentación, el timing… todo para que un mensaje funcione para que conecte y para que convenza. Como creativos, sabemos cómo se construye una narrativa poderosa. Por eso también podemos reconocer cuándo se usa para posicionar un punto de vista, ya sea ideológico, político o incluso militar.
No todo lo que emociona informa y no todo lo que informa es verdad
Lo más difícil de este tema es entender nuestro lugar en él, porque muchas veces consumimos, compartimos o incluso producimos contenido sin darnos cuenta de que forma parte de una narrativa mucho más grande.
Y no, no se trata de elegir un bando o buscar la “verdad absoluta”, se trata de entender que cada pieza de contenido, en un conflicto, importa.
Que puede encender más odio, abrir una conversación o que puede sensibilizar y manipular.
Entonces… ¿qué hacemos desde el marketing?
En pocas palabras, lo mínimo: no mirar para otro lado.
Ser más críticos con lo que vemos y con lo que compartimos, ser más humanos al comunicarnos. Y recordar que, aunque no estemos en un campo de batalla, las ideas que lanzamos sí pueden tener impacto real; Como agencias, creativos, estrategas, periodistas o diseñadores, tenemos una responsabilidad, porque sí, sabemos cómo mover emociones y con eso viene el reto de preguntarnos para qué lo estamos haciendo.
Al final del día, lo que comunicamos también construye mundo
Por eso es tan importante mirar con ojos abiertos lo que está pasando, no solo por la guerra en sí, sino por lo que nos dice del poder que tiene la comunicación hoy si antes las guerras se ganaban con armas, hoy se ganan también con likes, shares y titulares que le dan forma a la historia.
¿Hablamos sobre cómo manejar temas sensibles desde la comunicación? ¿Te gustaría trabajar una estrategia más ética, empática para tu marca o la de tus clientes? Porque entender el impacto de lo que comunicamos, también es parte de ser buenos en lo que hacemos.

